miércoles, 18 de abril de 2012

martes, 3 de abril de 2012

Permitir a los alumnos que "sean ellos mismos"


En otro de los capítulos del libro que estoy leyendo estos días, Tantos Tontos Tópicos, en concreto en el titulado Sé tú mismo, dice su autor, el Catedrático de Filosofía Moral y Política Aurelio Arteta (es un párrafo algo largo, pero creo que merece la pena):

"La hueca pedagogía contemporánea pregona que "educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo, permitirle realizarse según su genio singular".

Así que, salvo en las materias instrumentales, el educando nada tiene que asimilar: la disciplina dejará paso al juego, la enseñanza de conceptos cederá ante la estúpida respetabilidad de todas las ideas y la lección magistral será sustituida por la libre expresión de los tópicos vigentes.

Pero el caso es que sólo los genes no hacen genios, ni la sociedad engendra por sí sola ciudadanos, ni nadie decubre por instrospección su carácter ya completo, sino que lo va construyendo mediante un cuidadoso análisis del ideal moral y el examen de los ejemplos que tiene a la vista.

A falta de admirar a los excelentes, lo más probable no es que prescindamos de modelos, sino que adoptemos cualquiera de los nada modélicos que a diario se nos imponen".


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Yo por mi parte no desacreditaría de principio la idea que el señor Arteta cita entre comillas al comienzo de este texto -
"educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo" -, pero considero que su aplicación es tanto más peligrosa precisamente porque tiene un fondo de verdad.

El problema para mí está en que se necesita precisar exhaustivamente
a qué se refiere con "aquello que le impide a cada hombre ser él mismo", porque la interpretación de la misma que he visto con más frecuencia -me lo han dicho algunos alumnos en clase, por ejemplo- es la que considera que conocerse a sí mismo es saber cuál es nuestro color preferido, y ser uno mismo es dar carta de autenticidad a cualquier capricho.

La idea de autenticidad me parece importante (ver "autenticidad" y "mala fe" en Sartre y los existencialistas, por ejemplo), pero tiene que ser muy bien perfilada, sino se convierte -como generalmente se ha convertido en manos de los pedagogos- en una auténtica tontería.

...hasta los cojones...