Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidadde Madrid. No soy un gran admirador de su política, ni mucho menos, pero en esto está siendo más sensata que todos los demás.
Acabo de leer esta noticia, publicada hoy en el diario El País.
Si hubiese un mínimo de sensatez en este tema -el de la autoridad de los docentes- no serían necesarias este tipo de medidas, que según he observado sólo parece convencer a los propios docentes. Y ni siquiera a todos (véanse los comentarios de los lectores en el propio diario, que en este momento ya van por el número 80).
Incluso se ha recalcado que la responsabilidad por un mal uso o un abuso de esta facultad será sancionado severamente, supongo que por miedo a que algunos de los beneficiarios se aprovechen de ella para disimular sus meteduras de pata, etc.
Lo cual es inevitable que pase, ¿o es que alguien puede poner la mano en el fuego ya no por los otros, sino por uno mismo?, pero es que "la cosa está muy malita", que diría Chiquito de la Calzada.