domingo, 2 de mayo de 2010

El David Brent de "The Office" frente a la Hipatia de "Ágora"


Acabo de leer en el diario El País un artículo titulado: Aguirre: "La corrupción es consustancial a las instituciones"

http://www.elpais.com/articulo/espana/Aguirre/corrupcion/consustancial/instituciones/elpepuesp/20100502elpepunac_1/Tes

Parece que cierta izquierda –se puede leer también en la mayoría de los comentarios, que por algo los habrá permitido el diario en cuestión- se escandaliza con este tipo de afirmaciones, lo cual me resulta muy revelador.

Desde mi punto de vista lo que quiere expresar la señora Aguirre -por la que tengo muy poca simpatía, que quede claro- es evidente: las instituciones las hacemos las personas, y la corrupción es algo consustancial a las personas, ergo

...otra cosa es que sea posible o no modificar esa "sustancia".

Seguramente quien se escandaliza con esta idea piensa de sí mismo que, por ejemplo, nunca sería capaz de, teniendo un puesto en una institución, abusar de él… y así nos va.

Esto me recuerda a la visión del ser humano que aparece en películas como “Ágora” (¿hay realmente alguna diferencia entre esta Hipatia y las santas de las estampitas de la época del nacional-catolicismo?), frente a la que aparece en series de TV como “The Office”, “Extras” o “The Wire”, mucho más realista.

Ya dentro del campo específico de este blog:

Tanto la LOGSE como los sistemas pedagógicos actualmente en vigencia en España descansan en convicciones de este tipo:

El efecto que tiene el juntar a alumnos que quieren estudiar con otros que no quieren, y que están en el aula obligados hasta los 16 años, es que los que quieren estudiar contagiarán de su deseo de estudiar a los que no, y todos seremos tan felices…


Reproduzco por último un extracto del comentario que hice en la página de El País:

“de cierta izquierda española se me atraganta esa visión tan inocente del ser humano que parece tomada directamente del santoral cristiano. La corrupción es consustancial a las instituciones porque es consustancial a nosotros, los seres humanos, y hasta que no admitamos eso, no empezaremos a ponerle remedio”.


...hasta los cojones...

1 comentario:

  1. Es molesto, querido Hasta-los-cojones el comentario sobre Hipatia. Es molesto porque es superficial.
    ¿En qué se diferencia Hipatia de una de las santurronas del santoral? Bueno, creo que Hipatia no dio su vida por ningún dios y no se entregó al martirio por sus convicciones; según la película, es una persona que se vio inmersa en un torbellino de fanatismo, odio y lucha por el poder. No lideró ninguna facción, no intentó sobresalir: pero, al no poder ocultar sus convicciones científicas, se vio arrastrada a una muerte que, repito, nunca eligió.
    Una muerte que, como se ve, no arrostra con la actitud de una santa ante los leones, sino con un terror más que humano.
    Un poco más relajado: ¿se imagina Vd a Hipatia cantando en su martirio lo que cantaba San Lorenzo?: "San Lorenzo en el martirio/ le decía a los verdugos/ darme la vuelta cabrones/ que tengo los huevos crudos " (música de jota aragonesa).
    Tampoco me parece, volviendo a lo serio, que Hipatia gozara de la cualidad principal de los santos, es decir del fanatismo y de la fe irreductible.
    Y tampoco, para acabar, me imagino a Santa Águeda o semejante haciendo lo que hace ella en la película: en una discusión enseñar a su oponente el pañuelo mojado con su menstruación. (Más parece propio de Belén Esteban que de una santa).
    Quizá haya habido santos, supongo que sí, pero no olvide usted que siempre, con certeza, ha habido héroes.
    En fin, que no se vuelva a meter con Hipatia o dejaré de leer su (magnífico) blog.

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