Un extracto del Fedro, de Platón, en el que Sócrates advierte, ya en aquella época, de los peligros de la escritura (aparte de sus inmensos beneficios, claro está):
“Pero, cuando llegaron a lo de
las letras, dijo Theuth: «Este conocimiento, oh rey, hará más sabios a los
egipcios y más memoriosos, pues se ha inventado como un fármaco de la memoria y
de la sabiduría.»
Pero él le dijo: «¡Oh
artificiosísimos Theuth! A unos les es dado crear arte, a otros juzgar qué de
daño o provecho aporta para los que pretenden hacer uso de él. Y ahora tú,
precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas, les atribuyes
poderes contrarios a los que tienen.
Porque es olvido lo que
producirán en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya
que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de
caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos.
No es,
pues, un fármaco de la memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio.
Apariencia de sabiduría es lo que proporcionas a tus alumnos, que no verdad.
Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas, parecerá que tienen muchos
conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría de los casos, totalmente
ignorantes, y difíciles, además, de tratar porque han acabado por convertirse
en sabios aparentes en lugar de sabios de verdad.»
(…) Así pues, el que piensa que
al dejar un arte por escrito, y, de la misma manera, el que lo recibe, deja
algo claro y firme por el hecho de estar en letras, rebosa ingenuidad y, en
realidad, desconoce la predicción de Ammón, creyendo que las palabras escritas
son algo más, para el que las sabe, que un recordatorio de aquellas cosas sobre
las que versa la escritura.
...hasta los cojones...
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